.
El corseting o tightlacing
Bueno, bueno, queridas lectoras. ¿Hartas de esos aparatos del teletienda para reducir cintura que no valen para nada? No os preocupéis, existe un método que realmente funciona. Con un corsé y unos cuantos años aguantando la respiración podréis conseguir una cintura que ya la quisiera la Barbie Malibú.
Y es que como decía mi abuela: “Hay gente pa tó”, incluso para poner en riesgo su salud para lucir unas cinturas tan estrechas como ridículas. Veamos…
Esta señorita se llama Ioana Spangenberg, una modelo Rumana de 29 años, de 1,70 de altura, con menos de 40 kilos de peso y una cintura que ronda los 50cm de diámetro. Según dice, lo suyo es natural, nunca a utilizado corpiños ajustados para moldear su figura y además come más que un camionero… yo la verdad es que no me lo creo. La cosa es que su extrema delgadez y su estrecha cintura son la razón de que sea una modelo llamativa, ya que se puede apreciar que no es de una belleza exótica…
Pasamos a la señora Cathie Jung, a la que si se le pregunta, seguro que la Spangenberg le parece gorda. Jung no tiene remilgos en confesar su método, desde 1983 utiliza corpiños cada vez más estrechos durante las 24 horas del día, quitandoselos tan solo para el aseo personal. Esta señora tiene 72 años, y tres hijos que por suerte no tuvieron que pasar esas estrecheces para venir al mundo. Tras casi 30 años presionando su cintura, ésta se ha encogido hasta los increíbles 38 centímetros de diámetro, lo que le ha hecho ostentar el récord Guinness a la cintura más estrecha del mundo.
¿Y que pensaría Ethel Granger de la señora Jung?… seguramente que tenía cintura de foca.
Ethel Granger, nacida en 1905 y fallecida en 1974, ostenta a día de hoy el récord de cintura más estrecha de todos los tiempos. Toda una vida de corsés para conseguir sus 33 centímetros de cintura con los que ha pasado a la historia. Esta señora, llamativa como pocas, a parte de su mínima cintura solía lucir piercings enormes en una época en la que se puede decir que no estaban muy de moda. Todo ello, la llevo a ser más que conocida e incluso a ser portada de la revista Vogue en diversas ocasiones.
Y terminamos con una señora que es una de las que puso de moda todo esto de los corpiños. Catalina de Medicis. No está documentado, pero se dice que la cintura de Catalina no medía más de 30 centímetros. Más o menos, lo mismo que si juntáis las manos con los pulgares y los índices tocándose.
Pero como era de esperar, no todo son alegrías, portadas y premios. El lucir estas cinturas tiene sus consecuencias.
Las costillas se contraen, oprimiendo y deformando los pulmones con sus consecuentes problemas de respiración. Los músculos de la zona abdominal se debilitan considerablemente, llegando incluso a dejar de ejercer su función sin el uso del corsé. Los órganos internos cambian de lugar, con sus consecuentes indigestiones, ardores y todo lo que se pueda imaginar tan solo viendo la ilustración.
Esta práctica, de la que tan solo os hemos mostrado los casos más conocidos, es practicada por muchas mujeres y tiene incluso un nombre oficial “corseting o tightlacing“. Personalmente, no me parece nada atractivo si no más bien todo lo contrario, soy más bien de las curvas praxitelianas de toda la vida.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario