Una mayor deshidratación aumenta el nivel de cansancio y desciende el rendimiento cognitivo, según el Instituto Europeo de Hidratación.
Es un hecho: todos los seres humanos necesitamos estar adecuadamente hidratados para asegurar el adecuado funcionamiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, los niveles de hidratación dependen del género y edad de cada persona. Una variedad de factores de estilo de vida también influyen en los niveles de hidratación de un individuo, dentro de estos factores se encuentran el nivel de actividad física y elementos ambientales como la temperatura y la humedad.
Según el Instituto Europeo de Hidratación (EHI, por sus siglas en inglés), tales variables pueden diferir mucho en el entorno laboral y, dado que muchas personas permanecen un porcentaje considerable de la semana en el trabajo, asegurar una hidratación adecuada en el trabajo es clave para el bienestar del individuo.
En el caso de las personas que trabajan en una fábrica, la ropa hermética o el equipo de protección (máscaras) pueden afectar la hidratación corporal. En situaciones como éstas la deshidratación puede influir de manera adversa a la productividad, seguridad y la moral del trabajador, ya que el rendimiento mental puede verse reducido junto con el rendimiento físico, destaca el EHI.
Además, señala que el aire acondicionado de las oficinas propicia un ambiente más seco de lo normal, lo que da lugar a mayores pérdidas de agua a través de los pulmones y de la piel. De acuerdo con la nutricionista hondureña, Mónica Mourra, la hidratación es por tanto igual de importante para el trabajador de oficina como para el trabajador manual. Destaca que las pérdidas de agua deben compensarse con una alimentación balanceada conformada por todos los grupos de alimentos y bebidas con un alto contenido de agua.
Según el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM, por sus siglas en inglés), alrededor del 80% del consumo total de líquidos de las personas proviene de las bebidas, mientras que el 20% restante procede de los alimentos. Además señala que muchas de las bebidas que se consumen habitualmente como los jugos, gaseosas, refrescos, café, té, entre otras, son más de un 85% agua, por lo que constituyen una significativa fuente de líquido para la dieta.