Su uso inadecuado puede contribuir a desarrollar procesos de ansiedad.
Cuántas veces has llegado tarde al trabajo porque tuviste que
volver a casa a buscar el celular? ¿Te sientes “desnud@” cuando no lo
tienes encima? ¿Crees que pasará algo importante en el preciso instante
en que se descargó tu teléfono? Ese miedo irracional a salir de casa sin
el celular y en consecuencia, estar sin él por un tiempo prolongado es
un “fenómeno” conocido como “Nomofobia”.
Aunque todavía no ha sido reconocida como una enfermedad por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), este concepto define una de las
consecuencias más severas de la tecnología, que es la dependencia que
los seres humanos tienen hacia ella. Los avances tecnológicos dominan al
hombre.El término surgió en Europa durante un estudio realizado por la Oficina de Correos del Reino Unido, encargado al instituto demoscópico YouGov para tasar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles. La palabra es una abreviatura de la expresión inglesa “no-mobile-phonephobia”.
El referido análisis realizado en 2011 reveló que el 53% de los usuarios de teléfonos móviles en esa nación siente cierta ansiedad cuando no tiene su teléfono móvil cerca.
“Es que puede pasar algo importante y no enterarme”, es una de las razones por la que Leonarda Sánchez y un gran número de sus compañeros de trabajo se quejan por ante sus supervisores cuando les obligan a entregar los aparatos celulares. Esta medida es adoptada en muchas empresas de “call center” a fin de poder eficientizar el trabajo de sus empleados, que constantemente se distraen con el teléfono mientras conversan con clientes de la empresa.
Pero el poder de atracción del aparato, refiere Sánchez, en vez de lograr eficiencia en el trabajo, provoca que las personas estén pendientes a que pueden recibir alguna llamada o mensaje y se levantan de sus asientos en referidas ocasiones a revisar su celular, secuestrado por sus jefes.
“Telefonomanía”
“Más que una fobia es una manía de dependencia, una “telfonomanía”,
principalmente en un ambiente de jóvenes, que cuando no tienen el
teléfono cerca sienten cierta ansiedad, lo que quiere decir que,
ciertamente hay una dependencia de adicción, especialmente hacia los
Smart phone”, explicó el sociólogo-antropólogo Carlos Andújar Percival.Agregó que este fenómeno no tiene un sello exclusivo de clase, pero que su presencia es más evidente en los jóvenes de clase media y ahora en los de clase media baja. Entre las consecuencias de esta adicción, citó la alienación de las personas y su falta de concentración en un solo ambiente “puedes ver jóvenes en dos lugares a la vez, una real y otro virtual”.
El experto dijo que este es un problema, producto de los avances tecnológicos de los últimos 30 años. “Es una lucha muy desigual que se libra para lograr que un estudiante tenga la cabeza en el aula, por más fuertes que sean las reglas. Pero no solo es allí, la tendencia de contagio y dependencia es cada vez mayor, principalmente de las personas entre 11 a 30 años de edad”.
Estas generaciones están perdiendo la comunicación directa, y lo que escriben es a medias, así que no solo afecta lo vocal, sino también lo gramatical”, dijo el profesional, tras agregar que el fenómeno debe ser estudiado en el país para medir sus consecuencias.
Hay una discusión de carácter filosófico y es la cultura de menor esfuerzo “las cosas que al ser humano le facilitan la vida, él no cree que le perjudica. Después que los científicos inventan algo que le ´favorece´ a la humanidad es muy difícil volver atrás, ya somos seres medio robóticos, estamos atrofiando nuestras capacidades cerebrales”, detalló Andujar.
Dra. Carolina Garcia
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