Los niños no siempre entienden cuando alguien nuevo entra a formar parte de sus vidas, mucho menos de la de alguno de sus padres. Para ellos, es como una invasión a su espacio, lo que implica un cambio en todo lo que ya tenía establecido.
Para manejar esta transición, la psicóloga Ghislaine Marión-Landais
explica que la reacción de los pequeños hacia la nueva pareja de papá o
mamá dependerá siempre de cómo se comporten ambos padres.
“Es importante que los padres se anticipen y lidien con los sentimientos del niño. Saber qué pasa por su mente, además de qué sucede con las mismas emociones del padre” manifiesta. Enfatiza en el punto de que los tutores examinen sus pasiones con relación a la nueva pareja, porque si no es algo que implique planes futuros, “no se debe involucrar al niño en cambios continuos”.
En ese sentido, considera que lo más recomendable sería que si la familia ha pasado por una transición de divorcio, los padres se abstengan de tener relaciones serias por lo menos por un año, hasta que ellos asimilen el cambio de la separación.
“Sin importar la edad, los niños todo lo ven como un reemplazo. La presencia de otra persona puede significarle que ahora tendrá que compartir a papá o mamá, por eso es muy difícil para ellos, porque no están preparados”, indica la experta.
Por esa razón, lo más recomendable en estos casos es que los padres tengan mucha comunicación, entendimiento y sobre todo paciencia. Pero, eso no quiere decir que se dejen manipular por el pequeño, como en ocasiones sucede, “porque los padres se sienten culpables y no quieren castigar al niño por considerarlo un reflejo de lo que pasa”.
En esta situación, los padres tienen que infundirles seguridad a los hijos, porque ellos piensan que la presencia de alguien más quiere decir que los van a perder. También se ven sometidos a confusión, es decir, que no saben a quién deben querer, si a papá o a mamá.
En el caso de los adolescentes, pasa que como también entran en la etapa de relaciones, cuando el padre o la madre comienzan a salir con alguien “empieza un conflicto interno de que le están usurpando su territorio, el tiempo y la atención que les corresponde a ellos”.
Por eso, lo importante es sentarse con ellos, entablar una conversación y en medio de ésta saber qué siente y por qué lo siente, luego aclararle sus dudas, darles su espacio. En el caso de los más pequeños que aún no logran asimilar lo que pasa, es importante conocer lo que piensan por medio de dibujos o juegos.
Entonces habrá que darle calidad de tiempo, si comparte con la pareja y el hijo, también dejar tiempo sólo para el pequeño, como un espacio que sólo le pertenece a él.
Los hijos, en especial los adolescentes, no saben cómo expresar sus emociones. “Por eso piensan que la mejor manera de que sepan que me molesta algo es demostrando que estoy molesto, porque no tengo otra forma de manifestarlo, no sé cómo se hace”, indica.
La situación a veces se torna más difícil cuando es la madre que tiene ‘novio’ a que cuando es el padre. “No porque el cariño sea distinto, sino porque con mamá pasan más tiempo, ellas están con ellos en casa. El problema con el padre se presenta cuando él le cede a la pareja parte del tiempo que tiene para estar con los hijos”, concluye.
La relación de la nueva pareja con el niño
Según la experta, la relación que se dará de la pareja con el niño dependerá de cómo se haya tratado la situación. El niño debe sentirse cómodo, que vea que esa persona respeta la relación madre-hijo o padre-hijo.
Esa tercera persona no debe intervenir en la relación que ese niño lleva con sus padres, sería bueno que entienda eso. Lo primero es que tienen que comenzar con una relación de amigos y no como un padre sustituto.
“Algo que es importante recalcar es que nunca se debe poner al niño en medio de los sentimientos de ambos padres. Hay que mantenerlos al margen”, refiere Marión-Landais. Es imprescindible no ponerle presión sobre esa persona, porque se sentirá traidor hacia el padre o la madre.
Dra Carolina Garcia
“Es importante que los padres se anticipen y lidien con los sentimientos del niño. Saber qué pasa por su mente, además de qué sucede con las mismas emociones del padre” manifiesta. Enfatiza en el punto de que los tutores examinen sus pasiones con relación a la nueva pareja, porque si no es algo que implique planes futuros, “no se debe involucrar al niño en cambios continuos”.
En ese sentido, considera que lo más recomendable sería que si la familia ha pasado por una transición de divorcio, los padres se abstengan de tener relaciones serias por lo menos por un año, hasta que ellos asimilen el cambio de la separación.
“Sin importar la edad, los niños todo lo ven como un reemplazo. La presencia de otra persona puede significarle que ahora tendrá que compartir a papá o mamá, por eso es muy difícil para ellos, porque no están preparados”, indica la experta.
Por esa razón, lo más recomendable en estos casos es que los padres tengan mucha comunicación, entendimiento y sobre todo paciencia. Pero, eso no quiere decir que se dejen manipular por el pequeño, como en ocasiones sucede, “porque los padres se sienten culpables y no quieren castigar al niño por considerarlo un reflejo de lo que pasa”.
En esta situación, los padres tienen que infundirles seguridad a los hijos, porque ellos piensan que la presencia de alguien más quiere decir que los van a perder. También se ven sometidos a confusión, es decir, que no saben a quién deben querer, si a papá o a mamá.
En el caso de los adolescentes, pasa que como también entran en la etapa de relaciones, cuando el padre o la madre comienzan a salir con alguien “empieza un conflicto interno de que le están usurpando su territorio, el tiempo y la atención que les corresponde a ellos”.
Por eso, lo importante es sentarse con ellos, entablar una conversación y en medio de ésta saber qué siente y por qué lo siente, luego aclararle sus dudas, darles su espacio. En el caso de los más pequeños que aún no logran asimilar lo que pasa, es importante conocer lo que piensan por medio de dibujos o juegos.
Entonces habrá que darle calidad de tiempo, si comparte con la pareja y el hijo, también dejar tiempo sólo para el pequeño, como un espacio que sólo le pertenece a él.
Los hijos, en especial los adolescentes, no saben cómo expresar sus emociones. “Por eso piensan que la mejor manera de que sepan que me molesta algo es demostrando que estoy molesto, porque no tengo otra forma de manifestarlo, no sé cómo se hace”, indica.
La situación a veces se torna más difícil cuando es la madre que tiene ‘novio’ a que cuando es el padre. “No porque el cariño sea distinto, sino porque con mamá pasan más tiempo, ellas están con ellos en casa. El problema con el padre se presenta cuando él le cede a la pareja parte del tiempo que tiene para estar con los hijos”, concluye.
La relación de la nueva pareja con el niño
Según la experta, la relación que se dará de la pareja con el niño dependerá de cómo se haya tratado la situación. El niño debe sentirse cómodo, que vea que esa persona respeta la relación madre-hijo o padre-hijo.
Esa tercera persona no debe intervenir en la relación que ese niño lleva con sus padres, sería bueno que entienda eso. Lo primero es que tienen que comenzar con una relación de amigos y no como un padre sustituto.
“Algo que es importante recalcar es que nunca se debe poner al niño en medio de los sentimientos de ambos padres. Hay que mantenerlos al margen”, refiere Marión-Landais. Es imprescindible no ponerle presión sobre esa persona, porque se sentirá traidor hacia el padre o la madre.
Dra Carolina Garcia
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