Pensar
que el sexo debe ser una escena protagonizada por figuras perfectas, y
genitales bien portados, quizás constituye una de las principales
fuentes de angustia y distracción durante el encuentro sexual. Cuando la
verdad es que durante las sesiones eróticas quizás nos sorprendan una
inmensa cantidad de “imperfecciones”; que resultan normales, esperadas y
hasta sexy para muchos.
Si el problema es la apariencia de tu genital, lo más recomendable es que visites un médico especialista en cirugía estética genital para resolver cualquier detalle que te desagrade o incomode en relación a tu anatomía sexual.
A la hora de la penetración algunas vaginas se tornan “maleducadas”, y es cuando aparece la “trompetilla vaginal” (como le dicen l@s argentin@s), o los gases vaginales. Este sonido nada tiene de malo, sucio, ni tampoco se debe acompañar de mal olor. Puede surgir producto del roce en ciertas posiciones sexuales; recuerda que la vagina es una cavidad y al momento de ingresar el pene puede venir acompañado de aire que luego puede fugarse cuando el pene se retira.
Si esto te incomoda acompaña tus encuentros sexuales con música, sólo con la intención de restar protagonismo a la trompetilla. Prueba posiciones sexuales que eviten el efecto de vacío en vagina, y ritmos de penetración pausados que desplazan el aire de una forma menos ruidosa. También, considera que para muchos resulta verdaderamente excitante, y otros ni siquiera le prestan atención a este detalle.
Para las vaginas extremadamente húmedas, coloca toallas en la zona donde se encuentren “retozando” para secar el exceso de lubricación, y prueba postergando la actividad penetrativa cuando la lubricación haya disminuido de forma natural. Es verdad que el exceso resta sensibilidad durante la penetración, pero puede resultar un aliado para estimular el clítoris, perineo y hasta el esfínter anal.
También las “vaginas estrechas” nos pueden avergonzar, y sabotear el placer. En estos casos: primero elimina esta etiqueta de tu auto-concepto; luego aprende a reconocer los tiempos de tu respuesta sexual, quizás están adelantándose a la fase de penetración, cuando el genital aún no está preparado. Y disfruta las sensaciones que te ofrecen los juegos previos, mientras “convencen” a la vagina para ser penetrada; el objetivo es lograr que te excites, lubriques y dilates hasta el momento en el que pidas ser penetrada.
Si el problema es la apariencia de tu genital, lo más recomendable es que visites un médico especialista en cirugía estética genital para resolver cualquier detalle que te desagrade o incomode en relación a tu anatomía sexual.
A la hora de la penetración algunas vaginas se tornan “maleducadas”, y es cuando aparece la “trompetilla vaginal” (como le dicen l@s argentin@s), o los gases vaginales. Este sonido nada tiene de malo, sucio, ni tampoco se debe acompañar de mal olor. Puede surgir producto del roce en ciertas posiciones sexuales; recuerda que la vagina es una cavidad y al momento de ingresar el pene puede venir acompañado de aire que luego puede fugarse cuando el pene se retira.
Si esto te incomoda acompaña tus encuentros sexuales con música, sólo con la intención de restar protagonismo a la trompetilla. Prueba posiciones sexuales que eviten el efecto de vacío en vagina, y ritmos de penetración pausados que desplazan el aire de una forma menos ruidosa. También, considera que para muchos resulta verdaderamente excitante, y otros ni siquiera le prestan atención a este detalle.
Para las vaginas extremadamente húmedas, coloca toallas en la zona donde se encuentren “retozando” para secar el exceso de lubricación, y prueba postergando la actividad penetrativa cuando la lubricación haya disminuido de forma natural. Es verdad que el exceso resta sensibilidad durante la penetración, pero puede resultar un aliado para estimular el clítoris, perineo y hasta el esfínter anal.
También las “vaginas estrechas” nos pueden avergonzar, y sabotear el placer. En estos casos: primero elimina esta etiqueta de tu auto-concepto; luego aprende a reconocer los tiempos de tu respuesta sexual, quizás están adelantándose a la fase de penetración, cuando el genital aún no está preparado. Y disfruta las sensaciones que te ofrecen los juegos previos, mientras “convencen” a la vagina para ser penetrada; el objetivo es lograr que te excites, lubriques y dilates hasta el momento en el que pidas ser penetrada.
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