Arduo trabajo, entrega, interés
en aprender y "algo" de bisturí. Las jóvenes beldades que participan en
este tipo de eventos deben de exhibir ante los jueces y el pueblo que
representan lo mejor de sí, vemos cómo.
Una frase muy popular que suele escucharse con frecuencia en
conversaciones sobre los gustos o preferencias de un género a otro es
“la belleza es subjetiva”, pero tal “subjetividad” no aplica para
quienes en algún momento de su vida sueñan con llevar un corona sobre su
cabeza, para lo cual existen dos formas de lograrlo: casándose con un
monarca o participando en un concurso de belleza.
Para consuelo de todas nosotras, las participantes en un concurso de
belleza, como el Miss República Dominicana Universo, que se celebrará
este martes 17 de este mes, en las instalaciones del Hotel Jaragua, no
son tan bellas y perfectas por su naturaleza.
Las jóvenes beldades que participan en este tipo de eventos deben de
exhibir ante los jueces y el pueblo que representan lo mejor de sí, su
belleza (externa e interna), su seguridad y dominio escénico, así como
su formación académica y conocimientos de cultura general en tan solo un
par de horas; todo esto con tiempo limitado, que estresa y traiciona
fácilmente a la personalidad más imponente.
Juzgar el “escaparate” de una mujer bella, quizás no resulte tan
complicado como es su preparación (la de las chicas) para poder formar
parte de un grupo de mujeres hermosas que buscan destacar. Tras la
vanidad, para realizar este montaje que hace “honor a la belleza
femenina”, existe una fuerte preparación, a pesar de algunas metidas de
patas de algunas participantes.
En el 2008, durante la selección de la representación dominicana para
el Miss Universo, le preguntaron a una de las chicas (reservaremos el
nombre y la provincia) : “¿Con cuál personaje de la historia te
identificas?”. A lo que ella respondió: “con Juan Pablo Duarte, porque
gracias a él descubrimos lo que es Hispanoamérica y si no fuera por él
nuestro continente no estuviera descubierto”. Un claro ejemplo de lo que
puede pasar si una concursante no se prepara correctamente.
Para Cherny Reyes, crítico de moda y analista de tendencias, esto es todo lo que una aspirante a reina de belleza debe evitar, y considera que, “además de los aspectos estéticos, es fundamental insistir en su formación cultural, su proyección escénica y su expresión oral; cómo se comunica y la coherencia de sus ideas”.
Y es que casos como el anteriormente expuesto harían pensar que las
concursantes no se dedican a tiempo completo a su preparación, cuando
debe ser todo lo contrario.
Lissette Selman, conocida comunicadora, quien además es una de las
entrenadoras de misses en el país, para orientarlas en el aspecto
espiritual, cultural, psicológico y técnico, dice que siempre buscar
reforzar sus destrezas y dominar sus debilidades.
“Lo primero que hago es intentar conocer cómo se perciben ellas y llevarlas a identificar su esencia, destacar sus habilidades y virtudes. Con ello creo una plataforma de fortalezas que les hará más fácil -o menos difícil para algunas- conquistar sus debilidades y desarrollar destrezas, con lo que paso a las dos partes siguientes del entrenamiento”, detalla Selman, quien simultáneamente a esto, trabaja las técnicas de la oratoria, la comunicación y el manejo de los medios.
“En lo cultural, las someto a un plan estricto de lectura y desarrollo de temas diversos relacionados con su propia historia y cultura; y luego con las mundiales, incorporando muchas de las situaciones y preguntas clásicas de los concursos de belleza, incluyendo las compiladas en el “Manual de Miss Universo Internacional”, agrega la comunicadora.
¿Cómo destacar?
Es obvio que en un certamen de belleza se selecciona el pelo, la
piel, los rasgos más exóticos y la silueta más firme para entrar en la
primera “ronda”. Pero cuando se está dentro de la “tómbola” ¿Cómo
destaca una futura reina dentro de tantas espectaculares mujeres?
Aunque resulte cliché decirlo, es simple: siendo ella misma y con
calidad humana. “Lo que diferencia a una chica de otra son los valores,
su personalidad, honestidad e integridad. Cualidades que pesan más que
la belleza exterior y que, a final de cuentas, los jueces y la
Organización toman muy en cuenta debido a los compromisos que deberán
acatar cuando se le otorgue la corona”, explica Juan Carlos Ditren,
presidente de Miss Turismo Dominicana.
¿Nacen o se hacen?
Sin lugar a dudas debe haber una “zapata”. La mujer que gusta de este
tipo de concurso debe tener un “je ne sais pas”, buenas curvas y
actitud. Pero esto debe ser reforzado.
“Las candidatas deben fortalecer los aspectos que suele medir la competencia, que son belleza, seguridad y preparación. Y debe procurar enfocarse por completo en la meta. Muchas veces, las chicas suelen ser irresponsables e impuntuales en los ensayos, las clases y los compromisos del certamen, y no se imaginan lo que eso redunda en la valoración y puntuación final”, comenta Reyes.
Por su parte, Lissette Selman considera que es fundamental su actitud
de cara al concurso, a sus fortalezas y necesidades de aprendizaje, y a
la vida misma; porque de la actitud se derivan simpatía, gracia,
soltura y alegría de vivir.
Esto va de la mano con otra condición que es inalienable y es su
autoestima o el valor que se da a sí misma con el más alto nivel de
dignidad y respeto hacia su persona, cultivando, al mismo tiempo, el
valor de la humildad, porque todo ello es lo que la joven ha de
proyectar en su desenvolvimiento frente a los demás. En fin, algunas
nacen, otras se hacen y muchas no saben aprovechar la oportunidad.Dra. Carolina Garcia.
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