Entre las tradiciones de las bodas, la luna de miel
es otro símbolo en la unión de esas dos vidas y es mucho más que un
viaje. Es el primer momento de vida conyugal, aunque actualmente la
mayoría de las parejas han pasado por la convivencia antes de dar el sí
en el altar.
El origen de la luna de miel tiene varias versiones. Una de ellas se remonta más de 4.000 años atrás y nos ubica en la cultura babilónica, donde el padre de la novia le daba al novio la cantidad suficiente de cerveza de miel como para beber durante un mes entero, es decir, un ciclo entero de la luna.
En la antigua Roma, la madre de la novia dejaba en la alcoba nupcial cada noche durante un mes (o una luna), una vasija con miel para que bebieran los recién casados y pudieran recuperar la energía empleada en su nueva intimidad. Además, se consideraba que la miel estimulaba la fertilidad.
Otra versión dice que en la Edad Media los teutones, habitantes de Alemania, celebraban sus bodas sólo en noches de luna llena y luego del casamiento los novios bebían licor de miel durante los 30 días siguientes. Este período se conocía como luna de miel.
También se dice que la expresión luna de miel data del siglo XVI, es de origen escandinavo y significa el primer mes o la primera luna después de la boda. Durante este período, en el norte de Europa los novios acostumbraban tomar hidromiel, bebida elaborada a base de vino y miel.
Por otro lado, también llegó desde Europa el rito de cruzar el umbral de la puerta en brazos. En Roma se pensaba que era un mal augurio si la novia tropezaba al entrar en su nuevo hogar.
Se cree que la costumbre de viajar tras el casamiento tiene su origen en la burguesía inglesa del siglo XIX. Los recién casados realizaban un viaje visitando a aquellos parientes que no habían podido asistir a la celebración. La idea de este tour nupcial se propagó rápidamente por el resto de Europa y, ya en el siglo XX, se popularizó gracias al avance de los medios de transporte y al surgimiento del turismo masivo.
Hoy en día, la luna de miel suele consistir en un viaje a algún lugar romántico. Es uno de los momentos más esperados y placenteros para los recién casados, en el cual se aíslan para iniciar su vida matrimonial.
El origen de la luna de miel tiene varias versiones. Una de ellas se remonta más de 4.000 años atrás y nos ubica en la cultura babilónica, donde el padre de la novia le daba al novio la cantidad suficiente de cerveza de miel como para beber durante un mes entero, es decir, un ciclo entero de la luna.
En la antigua Roma, la madre de la novia dejaba en la alcoba nupcial cada noche durante un mes (o una luna), una vasija con miel para que bebieran los recién casados y pudieran recuperar la energía empleada en su nueva intimidad. Además, se consideraba que la miel estimulaba la fertilidad.
Otra versión dice que en la Edad Media los teutones, habitantes de Alemania, celebraban sus bodas sólo en noches de luna llena y luego del casamiento los novios bebían licor de miel durante los 30 días siguientes. Este período se conocía como luna de miel.
También se dice que la expresión luna de miel data del siglo XVI, es de origen escandinavo y significa el primer mes o la primera luna después de la boda. Durante este período, en el norte de Europa los novios acostumbraban tomar hidromiel, bebida elaborada a base de vino y miel.
Por otro lado, también llegó desde Europa el rito de cruzar el umbral de la puerta en brazos. En Roma se pensaba que era un mal augurio si la novia tropezaba al entrar en su nuevo hogar.
Se cree que la costumbre de viajar tras el casamiento tiene su origen en la burguesía inglesa del siglo XIX. Los recién casados realizaban un viaje visitando a aquellos parientes que no habían podido asistir a la celebración. La idea de este tour nupcial se propagó rápidamente por el resto de Europa y, ya en el siglo XX, se popularizó gracias al avance de los medios de transporte y al surgimiento del turismo masivo.
Hoy en día, la luna de miel suele consistir en un viaje a algún lugar romántico. Es uno de los momentos más esperados y placenteros para los recién casados, en el cual se aíslan para iniciar su vida matrimonial.
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