1. Dejar escurrir.
En cuanto saques tu teléfono del agua, ponlo en posición vertical y deja que escurra toda el agua que puedas por varios minutos; si sigues al pie de la letra este paso, es muy probable que tu teléfono no sufra daños.
2. Quítale todas las tarjetas, así como la batería.
Una vez que haya escurrido toda el agua, abre el celular y extrae el chip, las tarjetas de memoria, la SIM y la pila. Hay que llevar a cabo esta recomendación para evitar que ocurra un corto circuito en el interior del aparato, sin que podamos percatarnos. Quizá varias de las piezas que retiraste no funcionarán, aunque esto sólo podrás comprobarlo cuando culmines el proceso.
3. Seca perfectamente la carcasa.
Con una toalla o pedazo de tela seco, seca todo el dispositivo para así quitarle los pocos excesos de agua que aún le queden. Para nada utilices papel, pues éste podría dañar algunos dispositivos, ni secadores eléctricos, ya que el aire caliente podría afectar el funcionamiento del aparato.
4. Colócalo en una bolsa llena de arroz.
Esta idea ha circulado por muchos años en la red como una solución casera y efectiva que repara cualquier defecto que tu teléfono tenga por haber entrado en contacto con agua.
Nokia confirma que esto no es un mito, sino una realidad, por lo que sugiere colocar el celular dentro de una bolsa o frasco lleno de este cereal y déjalo ahí un buen rato. Recordemos que el arroz posee propiedades de absorción y terminará por retirar toda el agua que por ahí pudiera quedar.
5. Encender el teléfono.
Coloca las tarjetas, chip y batería nuevamente en su lugar y aprieta el botón de encendido. Es muy probable que tengas éxito en la misión de rescate de tu teléfono si sigues al pie de la letra todos los pasos anteriores.
En cuanto saques tu teléfono del agua, ponlo en posición vertical y deja que escurra toda el agua que puedas por varios minutos; si sigues al pie de la letra este paso, es muy probable que tu teléfono no sufra daños.
2. Quítale todas las tarjetas, así como la batería.
Una vez que haya escurrido toda el agua, abre el celular y extrae el chip, las tarjetas de memoria, la SIM y la pila. Hay que llevar a cabo esta recomendación para evitar que ocurra un corto circuito en el interior del aparato, sin que podamos percatarnos. Quizá varias de las piezas que retiraste no funcionarán, aunque esto sólo podrás comprobarlo cuando culmines el proceso.
3. Seca perfectamente la carcasa.
Con una toalla o pedazo de tela seco, seca todo el dispositivo para así quitarle los pocos excesos de agua que aún le queden. Para nada utilices papel, pues éste podría dañar algunos dispositivos, ni secadores eléctricos, ya que el aire caliente podría afectar el funcionamiento del aparato.
4. Colócalo en una bolsa llena de arroz.
Esta idea ha circulado por muchos años en la red como una solución casera y efectiva que repara cualquier defecto que tu teléfono tenga por haber entrado en contacto con agua.
Nokia confirma que esto no es un mito, sino una realidad, por lo que sugiere colocar el celular dentro de una bolsa o frasco lleno de este cereal y déjalo ahí un buen rato. Recordemos que el arroz posee propiedades de absorción y terminará por retirar toda el agua que por ahí pudiera quedar.
5. Encender el teléfono.
Coloca las tarjetas, chip y batería nuevamente en su lugar y aprieta el botón de encendido. Es muy probable que tengas éxito en la misión de rescate de tu teléfono si sigues al pie de la letra todos los pasos anteriores.
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