Cuando te regalan una tortuga pequeña poco pensamos en que si se hace
adulta nos terminara por sobrevivir. Quién pensaría que ese pequeño
diablo lo seguiremos teniendo al lado cuando seamos ancianos, pero así
es. En las fotos un ejemplo, primero una niña con su pequeña mascota, y
después una joven mujer con un tortugón. Las dos se conservan de
maravilla por cierto.
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