Según la revista Journal of Sexual
Medicine (Diario de Medicina Sexual), el coito ideal debe durar entre 7 y
13 minutos, sin tomar en cuenta los juegos previos. Sin embargo, es
difícil establecer estándares al respecto, y los expertos aconsejan no
mirar el reloj, sino disfrutar el momento.
Un mito popular que se ha instalado como
gran verdad es aquel que indica que entre más prolongada sea la
penetración, mejor será el acto sexual. De hecho, lo anterior forma
parte de las fantasías eróticas de muchas personas, quienes imaginan
coito (unión del pene y la vagina) durante toda la noche y con
erecciones cada vez más pronunciadas; sin embargo, esto no sucede en la realidad.
“El acto sexual es diferente en cada
persona y pareja, a lo que se suman situaciones específicas y del
entorno donde vaya a tener lugar. Se estima que las mujeres requieren,
aproximadamente, de 20 a 30 minutos para excitarse y alcanzar el
orgasmo; empero, debe quedar claro que ese tiempo no es sólo para coito,
sino que incluye besos, caricias, abrazos, sexo oral —cuando se desea—,
y tal vez 10 minutos de penetración”, explica la terapeuta sexual y
psicoterapeuta Rinna Riesenfeld, codirectora de la librería El Armario
Abierto.
La entrevistada resalta que todo depende
de lo realizado durante el juego erótico previo, pues si éste fue pobre,
prácticamente se le va a cargar todo el trabajo al coito, el cual suele
resultar poco satisfactorio para la mujer, por falta de estimulación.
Cada quien su tiempo
Creer que un coito o penetración de pocos
minutos es anormal, al grado de ocasionar disgusto en el varón o su
pareja, es grave error con el que muchos individuos han tenido que
vivir. Incluso, hay quienes se angustian y creen que tienen un problema
al cual deben dar solución, por lo que no es extraño que acudan a
terapia con psicólogo o sexólogo, debido a que su vida comienza a verse
afectada.
En particular, agrega la experta, “los
hombres tienen pesada carga, pues pareciera que el coito depende sólo de
ellos, de su erección, duración de la misma y del control de la
eyaculación. Todo ello termina siendo muy estresante”.
“Además, en la estimulación no sólo debe
utilizarse el pene, ya que para el mismo fin es posible usar los dedos,
lengua o algún juguete sexual; de esta manera puede durar más tiempo la
penetración sin que todo dependa de la erección y/o eyaculación”,
agrega. Otro mito que también influye de manera negativa es “llegar al
orgasmo al mismo tiempo”, lo cual se ha comprobado ampliamente que no es
cierto.
No todo está en los genitales
Lo anterior ocurre porque nos enseñan a
centrar la sexualidad en pene y coito, lo que deriva en relaciones
eróticas pobres. “Incluso, resulta curioso que una pareja, antes de
experimentar la penetración, tiene encuentros más duraderos, es decir,
no hay prisa para llegar a algo. Así, se dan tiempo para olerse,
tocarse, chuparse la oreja, mirarse a los ojos y hablarse, y así pueden
pasar horas en éxtasis”, resalta la Dra. Rinna Riesenfeld, quien es
autora del libro Papá, mamá, soy gay.
En este contexto, la especialista comenta
que podría pensarse que aquella pareja que luego de semanas o meses de
romance inicia el contacto genital, tomaría a éste como un complemento
dentro de su actividad erótica. Paradójicamente no ocurre así, ya que la
estimulación de todo el cuerpo y de los sentidos se reduce a la mínima
expresión, a pesar de que es ahí donde se encontraba la mayor
intensidad, mientras que el coito, que sólo debería ser el “remate”, se
vuelve primordial.
“Por ejemplo, si antes la pareja se
besaba 30 minutos, ahora lo hace sólo 2 minutos, y si la estimulación o
el ‘faje’ duraba una hora, declina a 10 minutos. Se reducen tales
tiempos para llegar a ‘lo bueno’ y cuando ello ocurre, la gente no está
tan excitada”, señala la sexóloga, aunque reconoce que, desde luego, hay
ocasiones en que “un rapidín” de 3 a 5 minutos puede hacernos “llegar
al cielo”.
La gente que disfruta mucho de la
sexualidad, por lo general, pide que la penetración dure de 15 a 20
minutos. Hay amplio surtido de situaciones y duraciones de coito, pero
definitivamente es la menor parte de la sexualidad y a la que más hemos
enaltecido.
“De hecho, toda la comunicación que se da
en el famoso previo es a veces más intensa que la penetración, y
constituye algo que nos llega al alma y cuerpo. Es más, el mejor libro
de sexualidad que he visto, por cierto, con gran número de páginas,
menciona mil consejos sobre erotismo y finaliza con la frase: ‘si
después de esto quiere tener penetración, adelante’. Dicho texto nunca
habla de coitos”, acota la Dra. Rinna Riesenfeld.
Exaltación del coito
Se le ha dado mayor importancia a la
penetración debido a cuestiones culturales y de reproducción; además, a
los hombres les viene de maravilla porque los puntos de placer genital
están ubicados en el pene. “En cambio, nosotras, por constitución
anatómica, tenemos otros juegos y áreas de estimulación. Incluso, esto a
veces genera problemas, pues hay varones que tocan a las mujeres sin
disfrutarlo, ya que sólo están pensando en qué momento la penetrarán”,
señala la terapeuta sexual.
Sin embargo, continúa, tocar a alguien,
disfrutándolo, ya es en sí una “penetración”, pues ésta no sólo debería
entenderse como un tema de penes y vaginas, sino del cuerpo, emociones y
sentidos. Así, opina, lo más recomendable es hacer el amor con todo el
cuerpo.
“He tenido pacientes de ambos sexos, que a
pesar de ser minoría, prefieren otras prácticas en lugar de la
penetración. De hecho, gozan más con sexo oral y estimulación manual por
parte de la pareja”, comenta la codirectora de la librería El Armario
Abierto.
Considere que cada ser humano es dueño de
su sexualidad, así que no tema: atrévase a conocerla y acercarse a
ella. En verdad, vale la pena porque nos regala momentos maravillosos,
así que deje atrás los mitos y viva en plenitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario