Eos
era la diosa titánica de la aurora. Por ello, cada noche abría las
puertas del infierno y comenzaba su viaje desde los confines del océano
por todo el mundo, para anunciar la llegada de su hermano Helios y, con
él, la llegada de un nuevo día.
Aurora (Guercino) (fuente)
Eos
fue una diosa que, desde la época de los titanes, había sido libre y no
había escatimado en amantes. Ello le llevó a tener muchos consortes,
titanes y dioses, sin existir para ella ningún tipo de compromiso
irrompible.
Entre
sus muchos consortes se encontraba Ares, el dios de la guerra, con el
que compartió tiempo mientras él se alejaba de su amante, Afrodita, la
diosa del amor. Pero un día, Afrodita descubrió en el lecho de amor a
Eos junto a Ares, razón por la que condenó a Eos a enamorarse
continuamente de mortales por el resto de su vida inmortal.
El
primero fue Orión, un mortal que finalizó sus días asesinado por
Artemisa. Tras él llegó Céfalo, un mortal casado al que Eos raptó y
separó de su mujer, pero que terminó abandonando a Eos para recuperar a
su mujer. Los mortales se sucedían en la inmortal vida de Eos, hasta que
llegó el día que Eos se enamoró y raptó a los hermanos Ganimedes y
Titono.
Poco
fue el tiempo que Eos pudo disfrutar de los hermanos como amantes. Un
día sin previo aviso, Zeus robó a Ganimedes para convertirle en su
copero. Eos, desolada ante la pérdida de uno de sus dos amantes, pidió
encarecidamente a Zeus que convirtiera a Titono en inmortal, algo que
Zeus le concedió sin dudarlo.
Eos y Titono (fuente)
Pero
la gran preocupación de Eos por la mortalidad de sus amantes le hizo
olvidar algo igual de importante y necesario, la eterna juventud. Tinoto
vivió muchos años más, pero poco a poco la vejez empezó a hacer
estragos en él. Su piel se arrugó, poco a poco fue menguando y
envejeciendo hasta que terminó convirtiéndose en grillo.
Tinoto
fue condenado a vivir eternamente enfrentándose a una vejez que nunca
quiso. Por ello cada mañana antes de la salida del sol llora produciendo
el rocío con sus lágrimas, mientras susurra el reconocido sonido con el
que pide su muerte.
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